Los canarios han esperado este año casi hasta última hora para comprar el material escolar necesario para regresar al aula
Aunque la fama se la lleva la cuesta de enero, muchos padres opinan que la de septiembre no tiene nada que envidiarle. Razón no les falta si se tiene en cuenta que el desembolso medio que tendrá que realizar una familia para que cada uno de sus hijos vuelva al colegio ronda los 450 euros. Es una cifra en la que coinciden tanto comerciantes como clientes: unos 250 euros entre libros y material escolar y de 150 a 200 entre uniforme y chándal o la ropa necesaria para aguantar el tute diario de los chiquillos en clase, comedor y patio. Más las consabidas zapatillas deportivas que difícilmente aguantarán vivas más del primer trimestre.
Según explican fuentes de El Corte Inglés, las familias se han mostrado este año algo menos previsoras en lo que se refiere a los preparativos para el regreso de sus hijos a las aulas. Aunque lo normal es que sea entre la tercera semana de agosto y la primera de septiembre cuando se concentren las compras, este año la tendencia ha sido todavía más acusada de lo habitual.
Además, también han notado que la gente no compra el material escolar tan alegremente como lo hacía antes de que llegasen las vacas flacas. «Se llevan lo justo para que los críos empiecen el curso y lo demás ya lo van reponiendo poco a poco a medida que va haciendo falta». Asimismo, afirman que se nota que la mayor parte de los padres se esfuerzan en controlar el gasto en la medida de lo posible y en tratar de encontrar los mejores precios. Igualmente, las herramientas de financiación también son claves en estas fechas para poder fraccionar el desembolso. Por ejemplo, puntualizan que mucha gente usa «la cuenta abierta, que hemos puesto en marcha este año, donde se mete todo lo que necesitan para sus hijos en una cuenta única».
No es para menos. «Solamente los cuadernillos de Primaria, que son material de uso, imposible de aprovechar de un año para otro», señala Eusebio Dorta, presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fitapa), «ya salen entre 100 y 300 euros». A eso hay que sumarle «entre 90 y 130 de los libros de texto, o más, dependiendo de los colegios y las editoriales». Y no acaba ahí la cosa, porque todavía los sufridos progenitores habrán de sumar «de 50 a 90 euros de material escolar, dependiendo de si se compran o no marcas blancas», agrega.
Sentido común
Respecto a este tema, Dorta apunta que se ha llamado la atención de los centros y las familias «sobre la necesidad de buscar la forma de que los niños no sientan inferiores a otros compañeros a cuenta de si unos u otros llevan lápices o libretas más caros que otros; hemos apelado a la sensatez y al sentido común».
En cuanto a los libros, el representante de las APAS tinerfeñas indica que el primer curso de la Lomce «supone que hay que adaptar los contenidos curriculares, pero nosotros estamos apostando por que solo se cambien los libros de texto cuando realmente están muy deteriorados por el uso, ya que es potestad del consejo escolar de cada centro hacerlo o no». Lo que plantean es que, si no es estrictamente indispensable, «la parte que hay que adaptar en virtud de la nueva normativa se incluya a través de otras herramientas, como apuntes o archivos almacenados en formato digital».
Fitapa aboga por el almacenamiento digital porque no solo es un formato mucho más duradero y que requiere mucho menos espacio, sino que, además, permite que los alumnos «no tengan que llevar un peso tan enorme en las mochilas, que ya no saben ni cómo cargarlas», explica Dorta. Además, apunta que con lo mucho que se han moderado los precios de las tabletas, «al final supone hasta un ahorro», además de que los estudiantes de hoy son nativos digitales «y les resulta mucho más fácil buscar la información en un ordenador que en un libro». Por eso, su objetivo es que se tienda a que el libro de texto sea solo de consulta y que incluso pueda compartirse entre varios niños en una misma clase.
FUENTE: LA OPINIÓN DE TENERIFE